Recuerdos de cumpleaños

Tengo recuerdos vagos de mis cumpleaños. Más que situaciones, sólo me acuerdo de los regalos. Obvio, si cuando uno es niño eso es lo único que importa. Los gorros, cornetas, sorpresas y piñatas…. pffff…. son sólo complementos.
Tuve la suerte, eso sí, de ser niño cuando los cumpleaños se celebraban en la casa, con roscas hechas por la mamá, con tortas y queques caseros y, a lo mucho, papas fritas y ramitas. Ahora la moda es celebrar los cumpleaños en el McDonald’s. Todo rapidito. La Cajita Feliz. Pura comida chatarra. Cumpleaños chatarras con personajes chatarras. Por eso los cabros de hoy son todos obesos.
Corría abril de 1981 ó 1982. Vivía en El Curvo. Uno de los regalos que más me gustó fue una pistola que lanzaba discos. No se quién me la regaló. Tenía la forma de la nave de Buck Rogers. El del Siglo XXV. De lujo.

CON E.T.
Uno de los cumpleaños que recuerdo con más cariño es el de 1983. Vivíamos en Talcahuano. Esa vez fuimos al cine a ver ET. De regreso a casa comimos una exquisita torta de chocolate. Y me regalaron un kit de guerra, con autos, helicópteros y tanques. Supongo que era la influencia de la dictadura, pero yo feliz con mis maquinitas.
En 1984 ó 1985, en Talca, me llegó un Concorde de juguete. Con lucecitas y todo. Era grande y por eso impresionaba. Recuerdo que en el afán de hacerlo volar, rompí la ampolleta de la bodega. En el edificio 312 los cumpleaños eran apoteósicos. Niños de todos los departamentos. Todavía recuerdo al “Pirincho” guardando la torta para llevársela a su hermana. La Zoila, era qué no, le dijo que se la comiera y le mando un trozo a la niñita.
También hay algunos mecanos por ahí, aunque son recuerdos vagos. Creo que los mejores regalos los recibí en Navidad. Ya adolescente te llega ropa y nada más. Nunca quise celebrar mis cumpleaños. Me daba lata invitar a gente a mi casa.

FELIZ, FELIZ CUMPLEAÑOS....
Hubo un intento frustrado de fiesta en Tocopilla (1989 ó 1990), cuando Denisse convocó a los jovencitos de Las Rocas y Villa Chilex. Entre todas las cosas que recibí, había dos cinturones que me gustaron mucho.
De Tocopilla y en Calama recuerdo la tradición de echar las moneditas en la torta o casa en la Escuela Dominical -una moneda de 100 pesos por año- y todos los hermanos cantantos "Feliz, feliz cumpleaños, deseamos hoy a ti, que Dios omnipotente...." Ustedes saben lo que sigue.
Creo que nunca me gustó celebrar mis cumpleaños para no ser el centro de atracción. Y hasta hoy mantengo esa reserva. La familia y los amigos cercanos. No necesito nada más.


La foto de cabecera la tomé de Flickr, de la colección de leunix