jueves, 21 de septiembre de 2006

Aguante... llegó la primavera...

Hay ratos en que me dan ganas de tirar el mantel... botar todo, provocar un gran estruendo para después disfrutar del silencio, de la calma que suele llegar tras la tormenta. Pero claro, hay que aprender de los trances y eso implica enfrentar el chaparrón, la carga, la pesada mochila. Y bueno, supongo que en eso estoy. Aprendiendo.
Por estos días llega la primavera y se supone que mejoran los ánimos, aunque se supone nomás, porque a muchos se les ocurre que es una buena época para suicidarse. Será una visión romántica o una soberana estupidez. En cosa de gustos no hay nada escritos.
El asunto es que llega la primavera y lo mejor de todos es que los días son más largos y eso quiere decir que aumentan las posibilidades de que pueda salir de mi pega con luz de día. Cuando eso ocurre, como cuatro veces al año apenas, me embarga una sensación de felicidad, de descubrimiento, de agradecimiento. Para ustedes puede sonar a tontera, pero para mí no. Cada uno con su drama, digo yo.
La cuestión es que los atardeceres son más lindos, más naranjos e invariablemente me llevan a la primavera de 1997, cuando fue feliz las 24 horas del día durante meses, cuando fui estúpida y realmente feliz. Eso no se apaga, está ahí, pero uno crece, llegan las preocupaciones, se pone tonto a decir verdad y cosas importantes, como esas cosas simples que uno hacía, quedan relegadas y así se nos va la vida... echando de menos, cuando la verdad es que hay que echar de más.

3 comentarios:

  1. Bien, hago mi comentario:
    Para mi la primavera este año llegó llena de trajín.... haciendo muchas cosas y muchas cosas por hacer.
    Ojalá, la pueda disfrutar, porque me gusta, al igual que a ti, que los días sean más largos, siento que me queda cuerda para rato, ando más vital.
    Lo único malo son las alergias... uno estornuda todo el día, pero para eso hay remedios.
    Así que todo pasando...

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  2. Un árbol sabe en todo momento a qué altura del camino se encuentra la naturaleza. Cualquiera que sea su estado, lleno de brotes de ramas nuevas, lleno de hojas o de frutos, todo forma parte de ser árbol.
    Hay estaciones en tu vida. No trates de eludirlas No trates de dar fruto cuando es tiempo de vestirse con ramas y hojas nuevas. Cada año en un ciclo. Hay un tiempo para la actividad y un tiempo para la calma. Hay momentos para comenzar y momentos para terminar. Hay estaciones para cambiar y estaciones para renacer.
    Permanece quieto y aprende. Contempla cómo se desenvuelve esta historia. Observa el árbol. Aprende de cosas que tienes en común con él. Que el árbol te enseñe a encontrar tu lugar.
    Satúrate del sol. Percibe el día. En un día hay estaciones. El alba es la primavera. El verano es el mediodía. La tarde es el otoño. El invierno llega con la noche. Fuiste hecho para vivir este ciclo cada día. Retira tu escudo, deja de defenderte. Muévete al ritmo del día. REcuerda siempre que mañana habrá otro ciclo.
    Cada respiración es un ciclo de vida. Toma dentro de ti la dulce primavera de tu aliento.
    Respira otra vez, porque siempre hay un nuevo comienzo y un nuevo final.

    Te amo.Anita.

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  3. Desde hace algunos años que puedo vivir las cuatro estaciones del año bien marcadas, o sea veo caer hojas de los arboles en otoño, lluvia en invierno, sol en verano, cosas que cuando estas en el colegio y te las enseñan casi que quedan a tu imaginaciòn para quienes somos del norte o nos educamos allà, pero la primavera en particular acá en el sur me sorprendiò bastante, sobretodo cuando me di por enterada que era alergica no sòlo al polvo, sino que al polen y a cuanta pelusa emanan las flores y arboles que comienzan a florecer en esta època (nunca me pasó en Antofagasta)... en fin, en el norte mi alergia al menos es mas llevadera, acà combato con una primavera algo mas marcada por el contorno natural. Bueno feliz primavera para todos.
    Salu2.
    Dedamota

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