Nota publicada en El Mercurio de Antofagasta el 29/05/2011
Viernes 14 de noviembre del año 2003. Aeropuerto Cerro
Moreno de Antofagasta. A los pocos minutos de levantar vuelo desde la losa con
destino a Iquique, la tripulación del Boeing 737-200 capta una situación que
escapa a toda lógica.
Son las 00:26 horas y el piloto y copiloto ven acercarse a
gran velocidad y en descenso hacia la nave de pasajeros tres luces esféricas
que forman un triángulo. El tamaño de cada una de ellas es menor al de un balón
de fútbol. Vuelan en perfecto orden.
Tan imprevista y sorpresiva es la aparición de estos objetos,
que el copiloto, que llevaba el mando de la nave, se ve obligado a realizar un
rápido viraje hacia la derecha. La maniobra de emergencia permite esquivar las
luces, las que pasan a menos de un metro del parabrisas por el lado izquierdo
de la cabina.
La torre de control no captó nada, tampoco los radares. Pero
piloto y copiloto coinciden en sus declaraciones. Ambos están seguros de lo que
vieron y lo reportaron al Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos
(CEFAA), organismo dependiente de la Dirección General de Aeronáutica Civil
(DGAC). El episodio puso en riesgo la seguridad del vuelo y la situación debía
investigarse oficialmente.
INVESTIGADORES
El CEFAA, como lo indica su nombre, recopila y analiza casos
aeronáuticos que no tienen una explicación lógica, al menos en primera
instancia, y que pueden poner en jaque las operaciones aéreas. En resumen, lo
que comúnmente se conoce como fenómeno ovni (objeto volador no identificado).
En sus más de 10 años de funcionamiento, esta agencia ha
indagado 39 casos aeronáuticos debidamente reportados por pilotos, tanto
comerciales como de las Fuerzas Armadas, ocurridos a lo largo del territorio.
Entrevistas, análisis de evidencia instrumental, radiofónica y testimonios son
sus metodologías.
El director ejecutivo del CEFAA, el controlador de tránsito
aéreo Gustavo Rodríguez, explica que la mayoría de los casos notificados
provienen de instituciones ligadas a la aeronáutica y muy pocos los que llegan
a través de particulares.
De los 39 fenómenos aéreos anómalos estudiados por el
organismo, integrado por expertos de diversas áreas, 10 no han sido aclarados.
"Pendientes", dice Rodríguez. Pero, en estricto rigor, son casos que
se ajustan a la definición de ovni. Uno de ellos es el ocurrido en Antofagasta
el 14 de noviembre de 2003. El último reportado desde la región.
TESTIMONIOS
- "Eran tres esferas blanquecinas, fosforescentes, de
igual intensidad, muy intensas, dispuestas en forma triangular, con una
separación entre ellas de no más de un metro, se nos venían encima", es
parte del testimonio que el comandante de la nave que despegó desde el
aeropuerto antofagastino esa noche entregó al CEFAA y que por primera vez es
desclasificado.
-"Mi primera reacción instintiva fue agacharme hacia el
piso porque pensé que chocábamos. Yo vi esas esferas absolutamente
independientes, en formación exacta, triangular. El susto fue grande y no tengo
explicación", agregó el piloto.
El relato del copiloto es parecido, hay coincidencias, sin
embargo, al estar al mando de la nave, percibió el episodio con más detalle y
aseguró que no eran tres luces aisladas, sino una estructura mayor, una con
masa metálica.
- "A los pocos minutos de haber despegado, observo una
masa oscura, de forma triangular, que se viene encima de la aeronave. Se
aproxima rápidamente en ángulo de colisión con nosotros y me la saco de encima
con un viraje a la derecha", dijo en su declaración ante los
investigadores del CEFAA.
-"Al pasar muy cerca nuestro, observo que es un objeto
metálico, de color gris acerado y pasa muy velozmente cerca de la ventana del
comandante de la nave", describe el aviador.
-"Consultamos al centro
de control si tiene algún tráfico, informe de pájaros o algo por el estilo; la
respuesta fue negativa. El susto fue mayúsculo".
La tripulación fue el único testigo del fenómeno que,
estableció el CEFAA a la luz de los testimonios, no duró más de dos o tres
segundos. Ya está dicho, las luces se desplazaban a gran velocidad.
"Este caso está pendiente, porque no hemos podido
encontrar una explicación lógica pese a todos los esfuerzos desplegados, es uno
de los casos que tenemos sin resolver", aseguró a este Diario el
secretario ejecutivo del CEFAA.
ARICA Y OVALLE
Otros episodios ocurridos en el norte chileno, y que tampoco
han sido aclarados, son los llamados casos Arica y Ovalle. Gustavo Rodríguez
descarta que en esta parte del territorio haya más avistamientos o exista una
"zona caliente", como comentan los ufólogos aficionados.
"Los ufólogos, la gente civil que se dedica a estudiar
este asunto, difunde características que no son tan ciertas, como que en la
zona norte se ven más casos que en la zona sur, son sólo impresiones",
afirma el experto.
A las 21 horas del 7 de octubre de 1997 un avión del Ejército
realizaba un vuelo de práctica instrumental en el aeropuerto de Chacalluta
(Arica). El piloto reportó una luz al oeste que cambiaba de posición a gran
velocidad. La torre de control recibió llamados de ariqueños advirtiendo el
mismo fenómeno.
"Un par de noches consecutivas tanto la gente de la
ciudad como personal de aeropuerto de Chacalluta vio manifestaciones luminosas
que no tenían ninguna explicación ni relación con el tráfico conocido",
contó Rodríguez. Este hecho, que tampoco tiene "explicación
prosaica", fue el que dio origen a la creación de CEFAA por parte de la
DGAC.
El caso Ovalle es más reciente. El 22 de noviembre de 2009
una persona que practicaba aeromodelismo tomó una fotografía de un pequeño
avión pronto a aterrizar. Nada raro hasta ahí. Pero luego al ver la imagen en
detalle, sobre el pequeño biplano apareció un objeto no identificado.
CEFAA recibió la fotografía, la analizó, pero no llegó a
conclusión alguna. El comité envió el archivo al Centro de Información Nacional
de Fenómenos Aéreos Anómalos de Estados Unidos (Narcap, por sus siglas en
inglés).
En julio del año pasado estuvieron los resultados. Rodríguez
detalla: "El estudio nos indicó que era un objeto sólido, no era ni
sombra, ni reflejo de luz o un pájaro, lo que nos dejó bastante intrigados, lo
tenemos como un caso no resuelto y pendiente, pero en estricto rigor es un caso
ovni".
ANÁLISIS
El sicólogo clínico Crystian Sánchez es parte del comité
externo de expertos que asesora al CEFAA. Esta semana visitó Antofagasta para
dictar una charla sobre el fenómeno ovni en el Instituto de Astronomía de la
Universidad Católica del Norte.
El académico asegura que la "veracidad del testigo"
es clave al momento de indagar los fenómenos, aspecto al que el CEFAA presta
especial atención. "Para ello hago un examen clínico, me cercioro que la
persona esté coherente en su discurso, es decir, que no tengamos a un sicótico
contándonos un discurso".
Y el perfil de los pilotos responde a esta característica,
gente con formación racional, profesional, que no está dispuesta a inventar
situaciones.
"En este momento estamos investigando un par de casos
muy interesantes, pero no podemos divulgar la información, es 'top secret'
hasta que la liberemos, no con un fin de ocultar información, sino que por
razones técnicas, porque cuando los casos comienzan a aparecer en los medios,
hay testigos que comienzan a tener disidencias, porque muchos están en servicio
activo".
Astrónomos, controladores aéreos, meteorólogos, inspectores
de aeronaves y expertos en química, temas aeroespaciales y sicólogos, son
algunos de los expertos que asesoran al CEFAA en su misión.
RECOPILACIÓN
El comité trabaja en un proyecto para cruzar todos los datos
recopilados que han pasado los filtros del organismo, incluyendo los primeros
avistamientos reportados por pilotos en la década de los 40, para obtener datos
que permitan mejorar la seguridad aérea.
"Estos objetos que no sabemos qué son, han aparecido en
el espacio aéreo y han ocasionado en algún momento interferencias con aparatos
electrónicos y con naves de aviación militar como civil, este trabajo está
orientado a proteger las rutas aéreas, esa es la misión", afirmó Sánchez.