
"Así como el vino es un antioxidante del organismo, la sal es un oxidante, además de provocar problemas renales puede ser un factor para el desarrollo del cáncer", me dijo. Y como en mi familia hay antecedentes de cáncer, me urgí.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda comer 6 gramos de sal al día, incluyendo la que se usa para cocinar. Los chilenos comemos 10 gramos. Y yo, en mis peores días, habré ingerido varias veces esa cantidad. Ni probaba las comidas y le echaba sal. Me gustaba sentir lo salado en la boca. Ya no más.
Cuesta comer una ensalada sin sal o con muy poca, pero uno se acostumbra. Es cosa de tener voluntad. Llevo como dos meses en esto, no me siento ni mejor ni peor, pero creo que le estoy haciendo un bien a mi organismo. A largo plazo, pero un bien al fin y al cabo.